domingo, 29 de diciembre de 2013

CARTA A UNA AMIGA(O)


No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas junto contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos. Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte limites dentro de los cuales debes actuar, pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo. En estos días ore por ti...
En estos días me puse a recordar a mis amistades más preciosas. Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos. Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en mis amigos y amigas y, entre ellos, apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista. No eras el número uno ni el número final.
Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser la primer@, la segund@ o la tercer@ de tu lista.
Basta que me quieras como amigo. Entonces entendí que realmente somos amigos.
Hice lo que todo amigo: le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad de tener un amig@ como tú.
En una oración de gratitud: Tú has dado valor a mi vida.




sábado, 28 de diciembre de 2013

50 MANERAS PARA AMAR A TU PAREJA


1. Primero ámese cada uno a sí mismo.
2. Empiecen el día abrazándose.
3. Desayunen en la cama.
4. Díganse te amo cada vez que se separen.
5. Elógiense en forma espontánea y sincera.
6. Reconozcan y festejen sus diferencias.
7. Vivan cada día como si fuera el último.
8. Escríbanse cartas de amor inesperadas.
9. Planten una semilla juntos y cuídenla hasta su madurez.
10. Salgan juntos una vez por semana.
11. Envíe flores sin razón alguna.
12. Acepte y âme a los imagos y la familia del otro.
13. Escríbanse notas que digan te amo y colóquenlas por toda la casa.
14. Deténganse e inhalen el aroma de las rosas.
15. Bésense sorpresivamente.
16. Disfruten hermosas puestas de sol juntos.
17. Sean sinceros al disculparse.
18. Sean indulgentes.
19. Recuerden el día en que se enamoraron, y reconstrúyanlo.
20. Tómense de las manos.
21. Díganse te amo con los ojos.
22. Permita que ella llore en sus brazos.
23. Exprésele que lo comprende.
24. Brinden por su amor y compromiso.
25. Hagan algo que los anime.
26. Permítale que ello lo dirija cuando esté perdido.
27. Ríanse de sus chistes.
28. Aprecien su belleza interior.
29. Hagan las tareas de la otra persona por un día.
30. Alienten sueños maravillosos.
31. Exprésense muestras de afecto en público.
32. Dense masajes amorosos sin restricciones.
33. Escriban un diario de su amor y registren momentos especiales.
34. Tranquilice los temores del otro.
35. Caminen descalzos juntos por la playa.
36. pídale a ella que se case de nuevo con usted.
37. Responda con un sí.
38. Respétense el uno al otro.
39. Sea el mayor admirador de us pareja.
40. Dé el amor que su pareja desea recibir.
41. Dé el amor que usted desea recibir.
42. Muestre interés en el trabajo del otro.
43. Trabajen juntos en un proyecto.
44. Constrúyanse una fortaleza con mantas.
45. Colúmpiense tan alto como puedan en un columpio a la luz de la luna.
46. Hagan un día de campo dentro de casa en un día lluvioso.
47. Nunca se acuesten enojados.
48. Ponga a su pareja primero en sus oraciones.
49. Dense un beso de buenas noches.
50. Duerman muy juntos.
1 Corintios 13: 4-8
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.



CONTRATO DE AMISTAD PARA EL 2014


martes, 17 de diciembre de 2013

Cuando los hijos se van


Hay que aceptarlos con esa condición, hay que criarlos con esa idea, hay que asumir esa realidad.

No es que se van... es que la vida se los lleva.

Ya no eres su centro.

Ya no eres propietario, eres consejero.

No diriges, aceptas. No mandas, acompañas.

No proyectas, respetas.

Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas.

Ya les crecieron alas y quieren volar.

Ya les crecieron las raíces y maduraron por dentro.

Ya les pasó las borrascas de la adolescencia y tomaron el timón.

Ya miraron de frente la vida y sintieron el llamado, para vivirla por su cuenta.

Ya saben que son capaces de las mayores aventuras, y de la más completa realización. Ya buscarán un amor, que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y las bajas en el camino que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que quieren conseguir.

Y si esa primera experiencia fue equivocada, tendrán la sabiduría y las fuerzas para soltarlas, así, otro amor les llegará para compartir sus vidas en armonía.

Ya no les caben las raíces en tu maceta, ni les basta tu abono para nutrirse, ni tu agua para saciarse, ni tu protección para vivir. Quieren crecer en otra dimensión, desarrollar su personalidad, enfrentar el viento de la vida, al sombro del amor y al rendimiento de sus facultades.

Tienen un camino y quieren explorarlo, lo importante es que sepan desandarlo, tienen alas y quieren abrirlas. Lo importante es el corazón sensible, la libertad asumida y la pasión a flor de piel.

Que la rienda sea con responsabilidad, y la formación, llena de luz.

Tú quedas adentro. En el cimiento de su edificio, en la raíz de su árbol, en la corteza de su estructura, en lo profundo de su corazón. Tu quedas atrás.

En la estela luminosa que deja el barco al partir.

En el beso que les mandas.

En el pañuelo que los despide.

En la oración que los sigue.

¡En la lágrima que los acompaña!

Tú quedas siempre en su interior aunque cambies de lugar.


Existe el amor verdadero


La mayoría de nosotras, las mujeres, desea que los hombres con los que nos relacionamos nos amen y quieran tal como somos.
El deseo de nuestros corazones es dar y recibir el amor del ser amado, incluso si éste discrepa con lo que hacemos o decimos. Sin dudas sería maravilloso tener este tipo de relación con la gente, pero para lograrlo cometemos el error más común: no nos comportamos como somos.
Llegar al amor perfecto podría ser posible, siempre y cuando logremos tener esta relación con nosotras mismas, antes de comenzar a construir algo.
Una de las razones por las que a muchas de las mujeres les resulta difícil amar, es porque previamente no se aman a sí mismas. Es duro reconocer que somos imperfectas, y aceptar además que esa imperfección se evidencie ante quien nos ama.
La verdad es que la perfección no existe para nadie, y que el amor que alguien pueda sentir por nostras ya nos hace perfectas, aún con todos nuestros errores. Sabiendo esto, es muy probable no sólo que nos amen más, sino que también comencemos nostras a amar genuinamente a los demás, con todos sus errores.
Aquí están las tres formas de tener un mayor amor por nostras mismas:
1. Escuche sus palabras y sus pensamientos. ¿Por qué razón? Porque ellos determinarán sus acciones.
Una de las cosas que más ayuda a escuchar los propios pensamientos es escribir un diario. No es necesario que usted también lo haga, pero sí que registre varias de sus reflexiones. En vez de usar un cuaderno grande, puede utilizar un pequeño anotador, que puede guardar en su monedero o bolsillo, para tener un acceso fácil en el momento en que sus pensamientos surjan (de hecho, si no anota inmediatamente sus ideas y reflexiones, le será difícil recordarlas más adelante, o por lo menos con el mismo grado de claridad).
Pero cualquiera sea el método, lo importante es que usted anote sus pensamientos, para saber qué desea su corazón.
2. Sea honesta con usted misma y preste atención a todas sus acciones. Las acciones hablan más que las palabras, y siempre dicen la verdad.
¿Qué dicen sus acciones sobre usted? ¿Si usted dice que ama su trabajo, pero sus acciones dicen lo contrario (llega tarde, se enoja con sus compañeros, etc.), ¿cuál cree que es la verdad, sus palabras o sus acciones?
Por otra parte, si usted dice que no es buena en cierto trabajo, pero sus acciones dicen otra cosa… ¿Cuál es la verdad?
Usted puede utilizar esta metodología para cosas mucho más trascendentes en su vida. Siendo honesta con usted misma, o basándose en sus acciones, podrá saber la verdad sobre sus deseos y objetivos.
3. Tómese un tiempo durante el día para escuchar su voz interna. Aléjese de todo el ruido que hay alrededor suyo, y enfóquese profundamente dentro de usted misma. La respiración profunda durante un tiempo prolongado le ayudará a esto.


Una florecita


Para pensar un poco!!
porque cuando esta flor se seca ya es tarde…
no la descuides…

Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo que le daba muchísimo bien, una familia unida.
Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algún área.

Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido … Y así las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después. Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio le dio un regalo. Una flor carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo.
Y le dijo: Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que imaginas! Tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores.
La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.

Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allá, no mostraban señal de flaqueza o muerte, apenas estaban allá, lindas, perfumadas. Entonces ella pasaba de largo.
Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió.

Ella llegó a casa y se llevó un susto, La flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas.
La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había ocurrido.
Su padre entonces respondió: Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor,porque no existe otra flor igual a esa, ella era única al igual que tus hijos, tu marido y tu familia.

Todo lo que tienes debes aprender a regarlo, podarlo y darle atención, cuidarlo, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren.
Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.

¡CUIDA LAS PERSONAS QUE AMAS!






Debemos Ser Como Los Elefantes


Con colmillo largo . . . para saber actuar en . . .

Con pies grandes y pesados . . . para tenerlos bien fijos en la tierra y no elevarnos.

Con orejas grandes . . . para aprender a oír y no actuar a ciegas.

Con boca chica . . . para no andar parafraseando, ni hablando de más.

Con colmillo largo . . . para saber actuar en momentos difíciles.

Tener piel áspera y dura . . . para aguantar los embates de los demás.

Tener cola corta . . . para que nadie, por más que quiera, pueda hablar de ti.

Todas las piedras con que iba tropezando las . . .

Tener su memoria . . . para que nunca olvides quién realmente eres.

Y como el elefante, que cuando sabe que va a morir regresa a su lugar de origen, igualmente tú, cuando sientas que has caído en lo más profundo, que no puedes salir y no encuentras ni un rayo de luz dentro del laberinto en que estás inmerso, que lo has perdido todo y no te queda nada, regresa a tu lugar de origen, regresa a tu naturaleza, regresa a ser tú nuevamente, porque tal vez, ¡por la falta de memoria olvidaste quién realmente eres!!



Unas palabras que no te dije hijo....


Hijo mío, te has hecho mayor y ya dejaste el hogar que te vio nacer:

Cuando partiste sentí que se desgarraba mi alma, un oscuro túnel cubría mi mente y los ojos no lograban ver tu rostro claramente por las lágrimas que no podía dejar de derramar.

Unos sollozos fueron oídos y no pude sino darte una bendición que te acompañaría por el resto del tiempo que estarías lejos de mí.

Siempre, desde el inicio te he amado, profundamente.
Te he amado más que a mi carne y piel. He deseado tanto para ti que hubiera querido tener el poder de bajarte cada estrella para alumbrar tu camino, convertir cada uno de tus deseos en una fiel realidad…

Dicen, mi propia madre lo decía siempre, que a los hijos se les ama más que a la vida, y yo lo he hecho así, sólo que hasta ahora no me di cuenta de cuánto te pertenezco y cuánto de mí tienes. Así son las cosas de la vida, tienes que experimentar una pérdida para darte cuenta del gran amor hay en cada corazón.

Como madre, sólo tengo buenos deseos para ti.
Mil recuerdos de tu infancia me invaden, hice de tus retratos mi rincón especial para mirarte, para desde la distancia desearte el mejor día, el mejor momento. Pido a Dios que jamás te falten buenos amigos que te ayuden a sortear los malos ratos, que no te falte una mano que te extienda compañía y un abrazo para que nunca te sientas solo.

Desde que eras un pequeño niño fui una de las madres más egoístas del mundo, hoy me doy cuenta de ello, pues nunca quise compartirte con nada ni nadie, sólo te quería ver sonreír. En mi desmesurado afán de no sentirte lastimado, seguramente cometí excesos, que hoy, gracias a Dios y su generosidad, no han sido decisivos.

Recuerdo a mi propia madre con insólita admiración y una profunda gratitud porque reconozco cuanto me dio, cuanto dejó de ser por mí… y se equivocó, ¡sí, muchas veces!, pero siempre la salvó su intención de buscarme el cielo, la tierra del nunca sufrir. Espero que así puedas verme a mí también.
Una madre siempre quiere lo mejor para su hijo,
aunque le lleve a esar lejos de ella.

Hijo mío, siempre te dije que te amaba. Y siempre te soñé junto a mí. Me puse por promesa fiel que yo te protegería y pondría mi cuerpo y espíritu para arremeter contra las balas que traten de doblegar tu existencia, para defenderte de las innumerables tristezas que la vida te trae, porque nadie, nadie podría darte tanto como esta mujer que te ha amado más que a sí misma.


Hoy, mi hijo del alma,
sabiéndote lejos de mí,
quiero rogar y rogar
para que la vida generosamente se abra para ti,
que cada caída sea sólo un traspié
y que no permanezcas en el suelo
más tiempo del necesario.


Te deseo un gran amor que te consuele, que te abrace, que te quiera que te transporte al mundo del amor real de pareja, y un amor cálido, de alguien que te quiera con afecto del bueno más no con un amor de mujer, como si fuera una madre... para que descanses en ella y seque tus lágrimas cuando el camino se torne difícil.

Te deseo el sol, radiante y que cada día brille para ti. Te deseo melodías que calmen tu espíritu y la magnífica oportunidad de maravillarte de las cosas que ves y que aún te falta vivir.

Una madre nunca olvida un hijo, ni un solo día.

Yo, desde la distancia, hijo querido, te abrazo cada día en un pensamiento. Cuando la soledad te ataque, cierra los ojos y piensa en mí que con la misma intensidad yo te escucharé y sabré que me necesitas. Una oración de cada día te ampara y todo mi amor te bendice.

Dicen que los hijos son prestados,
que son de la vida... ¡Cuánta verdad!

Sólo...
sólo que yo
no puedo aún desprenderme
y decirte...
"¡Vive, camina solo hijo!"

Te amo, hijo mío.





lunes, 16 de diciembre de 2013

Historia y leyenda de la flor de nochebuena


En todo el mundo se conoce una flor en forma de estrella como la "flor de nochebuena". Cuántas veces nos hemos detenido a contemplar sus hermosos colores : rojo y verde. En la época decembrina por todos lados la vemos y llega a convertirse en un símbolo que parece decirnos en cada pétalo*: ¡Feliz Navidad! ¿Pero por qué es esa flor y no otra? ..Pues volviendo al tema de los colores, recordemos que ya los celtas veneraban el muérdago por sus hojas erizadas con sus bayas rojas, que colocadas en forma de corona eran el símbolo de la pasión de Cristo. Pero también sabemos que el color verde significaba inmortalidad y esperanza desde tiempos remotos.
Otros ritos ancestrales referentes al año nuevo, nos hablan de la quema de ramas frescas de pino en honor de una diosa llamada Herta o Bertha, y así encontramos que si el verde ha venido representando fertilidad y regeneración, algo semejante lo ha sido el color rojo; aunque éste haga referencia a la renovación de la vida, a merced del renacimiento del sol durante el solsticio.
Ya enterados del significado de sus colores entenderemos por qué nuestra CUETLAXOCHITL se convirtió en la "flor de nochebuena", originaria de nuestro país, de la Sierra de Taxco Guerrero; y la cual ya en los tiempos prehispánicos significaba la pureza de la sangre sacrificada al astro rey para renovar su fuerza creadora que haría que el universo entero siguiera su marcha.
Pero tenemos también una hermosa leyenda que data de hace varios cientos de años y que surgió en alguno de nuestros pueblitos mexicanos.
Dicha leyenda cuenta la tierna historia de una niña de escasos diez años cuya madre tenía el encargo de tejer una cobija nueva para el pesebre del Niño Jesús de su iglesia, ya que la que tenía estaba muy vieja y raída. Ella aceptó encantada la distinción que le confería el párroco, empezó a elaborarla con gran entusiasmo, pero al caer gravemente enferma no pudo terminarla y la dejó a medias en el telar. La niña preocupada intentó acabarla, pero sólo consiguió enredar todos los hilos y las madejas. Al día siguiente, al atardecer, empezó la procesión al templo de todos los lugareños y la pequeña escondida detrás de un gran matorral, llorando, los veía pasar con enorme tristeza pues su madre seguía enferma y no había cobijita nueva para el Niño. De pronto se le acercó una anciana bondadosa y le preguntó qué le pasaba. Lucina, que así se llamaba la niña, le contó toda su pena y la buena mujer la consoló diciéndole que ya no se preocupara pues su mamá ya había sanado y que se apurara a cortar unas ramas de esa planta que la escondía y se las llevara como obsequio al Santo Niño.
La niñita, no daba crédito a lo que oía, pero obedeció dócilmente a la señora y con un manojo de aquellas ramas llegó corriendo al templo. Colocó con gran cuidado las varas alrededor del pesebre , mientras la gente en silencio la observaba. De pronto todo se iluminó y de cada rama había surgido una enorme estrella roja que entibió rápidamente el ambiente. La niña sonrió pues seguramente el divino Niño ya no pasaría más frío. Llena de contento salió corriendo y vió que todos los matorrales de la calle y las montañas, lucían estrellas radiantes iguales a las que había en el pesebre y que su humilde presente se había convertido en el más resplandeciente de todos los regalos.
El nombre científico, con en cual se conoce esta bella flor mexicana, es el de "poinsettia" en honor del cónsul norteamericano que en el siglo 19 la transportó a los Estados Unidos y de ahí fue llevada al resto del mundo.


Sólo cuando seas padre



Solamente sabrás lo que es ser padre, cuando sientas muy hondo el latido de ese pedazo de tu corazón sobre tu pecho, henchido de legítimo orgullo.

Sabrás lo que es ser padre cuando comprendas que el fruto de tu sueño es ahora una realidad palpitante, ternura en piel viva y mirada inocente ante tu regocijo.

Conocerás la dicha de ser padre cuando entiendas que tu sueño ya jamás será completo, cuando sepas del llanto de la madrugada, de tus largas ojeras y la satisfacción de ver a tu renuevo tranquilamente dormido, aunque tú no lo puedas hacer.

Únicamente sabrás lo que es hacerse padre cuando radiante pasees a tu hijo en su dorada carriola, le hables aunque sepas que no te entiende aún y lo veas descubriendo asombrado cada pequeña
Cosa que constituirá su primera lección de filosofía.

Sabrás lo que significa ser padre cuando en la noche corras por esa medicina que necesita para aliviar su fiebre, al llevar la cuenta de sus vacunas y cuando de puntillas te acerques a su cuna a escuchar su respiración, acompasada y feliz.

Cuando por primera vez te diga papá, ría cuando lo lances al aire y no sienta el peligro porque tú le das seguridad con tu sonrisa, cuando le impulses a dar sus primeros pasos, inequívoca señal de que empieza el camino hacia su destino y corras detrás de su bicicleta donde afanosamente pedalea los primeros caminos y distancias del peregrinar futuro de su vida.

Sabrás la maravilla que posees cuando lo lleves por vez primera a la escuela y veas sus ojos llorosos porque no quiere separarse de ti y sientas el alma adolorida al alejarte dejándolo en medio de otros egoísmos que, sin embargo, le enseñarán a ser compartido.
Cuando te muestre sus primeros garrapateados dibujos, incipiente Picasso que preludia en ellos el afán por la belleza que se esconde en su corazón. Y sobre todo cuando se abrace a ti, tomando tu mano simbolizando con ello la confianza de tu fortaleza, que le dará seguridad en su andar.

Sabrás lo que es ser padre cuando reclame tu tiempo y tu tengas que buscarlo y encontrarlo en donde puedas, cuando lo lleves al circo y a la playa y al paseo cansado pero gratificante, cuando juntos sueñen en las vacaciones en que ambos se pertenecerán por completo, cuando le enseñes a jugar y a llenar rompecabezas y juntos caminen por el parque cualquier tarde esplendorosa de abril.

Comprenderás la maravilla que Dios te concedió, cuando te rete con sus primeras preguntas y de momento no sepas como contestarlas, cuando le ayudes a escribir la carta a Santa Claus y esperes la vigilia de la Navidad con el ansia compartida de una nueva niñez tuya y descubra en tu abrazo y tu caricia y tu beso incondicional, cuando le amas.

Sabrás lo que es ser padre cuando lo lleves a que toque a Dios por primera vez, le enseñes a rezar por todos y sienta que tu cariño es algo en lo que puede confiadamente descansar. Y cuando ves que va creciendo y tú lo acompañas, va avanzando y tú estás a su lado, y se va haciendo adolescente y en ese proceso tú no lo dejas, por duro que sea el ver que poco a poco se desprende de ti, para ir en busca de sí mismo.

Sabrás lo que es ser padre cuando oigas el reclamo inesperado y su deseo de independencia. El día que deje de acompañarte, porque sus amigos lo esperan y sientas que tu corazón se estremece, porque el día llegó antes de lo que pensabas y sientas profundamente que así debe ser, porque es el precio que pagarás por el aprendizaje de su vuelo definitivo.

Y finalmente sabrás lo que es ser padre cuando un día tu hijo tenga que partir para estudiar en otro lugar, o a un trabajo distante y la nostalgia consuma las horas que antes feliz disfrutaste en su compañía y quizás sea el teléfono o el Internet la lejana liga que te una a él.

Y sobre todo cuando alguien venga y lo lleve de tu lado para perseguir otro arco iris, el de su propia vida, compartida con alguien a quien amará y tú deberás aceptarlo, porque esa es la ley de la vida y tu hijo te fue solamente prestado por un tiempo.

Entonces sabrás lo que es saberte padre. Que no estudiaste para ello, pero lo viviste y lo seguirás viviendo. Y el regocijo que eso te proporcionará deberá entonces ser mayor que el dolor que supone el sentir que algo muy tierno se despide de tu alma.  Pero es solo entonces que podrás saber con plenitud, la maravillosa experiencia, regalo de Dios vivo, que es saberse padre.



A mi madre muerta


MAMÁ, te llamo como si no te hubieras ido nunca, siento tu voz diciendo mi nombre, te fuiste de la mano de Dios cuando más falta me hacías, aun después de muchos años sigues estando presente eras mi madre, eras mi amiga mi confidente, la que velaba mis sueños, cuando yo enfermaba siempre estabas a mi lado te recuerdo en el filo de mi cama, recuerdo tu cara parecías una virgen tan guapa, cuanto callaba tu corazón y cuanto sufrió pero siempre tenías una sonrisa en tus labios a todo le dabas la importancia que había que darle ni ponías ni quitabas para mí la mejor madre sin desmerecer a nadie.    

Me haces mucha falta pero si DIOS te llamo es porque a él le hacías más falta, quizás más que a mí, eso no lo sabré nunca, al lado de DIOS estas y sé que desde donde quiera que estés sigues velando mis sueños porque te siento, tanto te quiero, dejemos pasar el tiempo y seguro que algún día nos abrazaremos, al cielo miro por si algún día te veo.


Qué razon tenias papá,


Cuando me dijiste que a mi edad
Aun no estaba preparado para controlar mi vida,
Que era yo muy joven,
Que esperara un poco más de tiempo
Y luego tú mismo me ayudarias a independizarme.
Y, sin embargo… preferí no escucharte…
Te dejé con la palabra en la boca,
Y me fuí de la casa,
Según yo, a comerme al mundo a rebanadas.

Repetiste una y otra vez que tú y mi mamá sólo querían lo mejor para mí,
Y que sus regaños no eran por desamor…
Trataste de explicarme que la comprension
No era darme siempre la razón;
Pero, a pesar de ello,
En muchas ocasiones preferiste ceder, y callar;
Con esa actitud tan consiliadora que adoptaba,
Con tal de que yo no cumpliera mis constantes amenazas,
Mientras yo los acusaba de ser los peores padres.
Qué razon tenias papá,
Cuando te acercaste a mí,
Y me suplicaste que viviera conforme a mi edad,
Porque la juventud es como un suspiro del alma,
Y cuando nos damos cuenta,
Los años nos llevan ventaja;
Me suplicaste que no abandonara la escuela
Porque de ello dependeria gran parte de mi vida en el futuro;
"no cometas el mismo error que yo, hijo",
Me dijiste en aquella ocasion,
Y sim embargo mi respuesta fue:
"tù que sabes de eso?
Lo que pasa esque tú ya estas viejo…
No se como no te cansas de estarme dando zermones"…
Fué por eso que, solo llegué hasta la secundaria…
Recuerdo que mi madre me sentó cariñosamente en sus piernas,
Y me habló de las mujeres,
Me explico que una relacion de pareja va más allá de la atracción fisica,
Y la pasión;
Platicó cómo se conocieron y la manera en que la conquistaste,
De la forma en que se ama a los hijos,
Del respeto hacia la esposa,
Y el cariño con el que se le debe tratar,
Y ya ves, papá,
Apenas cumplí la mayoria de la edad y me tuve que casar,
Por esa falta de responsabilidad…
Qué razón tenías papá,
Que antes de marcharme de la casa,
Intentaste detenerme,
Y con lágrimas en los ojos me aclaraste:
"algún día tú tambien serás papá,
Y podrás entenderme, hijo",
Y en pago a eso te miré fijamente a los ojos y te dije:
"yo sí seré un buen padre,
A mis hijos, no los estaré fastidiando tanto,
Dejaré que sean los que ellos quieran,
Y que sean felices",
Y en un tono más soverbio repetí:
"yo voy a ser mejor que ustedes".
Me aconsejaste que, pasara lo que pasara,
Viviera como viviera, nunca me humillara ante los demás,
Porque la dignidad no se vende, no se pierde,
Y hasta la libertad tiene sus límites,
Y apenas me sentí libre,
Aproveché para emborracharme con mis amigos hasta desfallecer,
Y desperté tirado en una calle, sucio, maloliente;
Me atreví a pedir limosna
Y ante la desesperacion se me hizo fácil robar,
Aunque me advertiste que mi enemigo no estaba en la casa,
Sino en las calles,
Disfrazado de falsos amigos,
Absurdos placeres y dinero manchado…
Qué razón tenías papá,
Cuando me adelantaste que si abandonaba el hogar,
Mi madre moriría de pena y tristeza,
Y yo qué hice… me burlé de tí,
Te aclaré que si eso sucedía sería por tu culpa,
Por la vida tan estricta que nos dabas,
Por las exigencias y por tu concepto de la disciplina y la responsabilidad,
Porque cuando llegabas a la casa hacias llorar a mi madre con tus ridículos obsequios,
Cuánto tiempo me tardé en comprender que esas lágrimas,
Eran de alegría, y no de dolor o tristeza…
Un día, me tomaste entre tus brazos y me dijiste muy quedito al oido
Esas cosas que aún gusrdo en mi corazón:
"ojalá nunca crecieras, hijo mío,
Ojalá siempre fueras mi pequeñito y yo siguiera siemdo tu héroe para toda la vida,
Imaginar, que siempre tendrás 6 años",
Pero ya ves, papá,
Hoy me arrepiento de todas esas palabras contra tí,
De mis actos que tanto te dañaron,
De tantas noches que te tuve a tí y a mi mamá en vela por no llegar de la fiesta,
De las mentiras malarmadas que inventaba con tal de no escuchar tus sabios consejos,
De recordar cómo te humillaste varias veces frente a mí,
Con tal de yo tuviera esa falsa razón;
De pisotear tu dignidad con mis gritos y reclamos,
Y cientos y cientos de reproches en contra de ese cariño incondicional…
Mírame ahora, papá,
Sentado en una sala de hospital,
Lleno de angustia,
Esperando noticias sobre la salud de mi hijo,
Ese… al que yo iba a educar…
Mejor que tú a mi,
Sí… también él se sintió grande,
A pesar de mis consejos decidió no escucharme y,
Hacer su propia vida como lo hice yo,
Le pido a dios que me ayude,
Y a tí, mi gran héroe de siempre,
Que ojalá me hayas perdonado… todo….
Me costó mucho tiempo, dolor, y sufrimiento,
Pero despues de tantos años,
Logre entender que por fin te amé, papá,
Más de lo que yo creía…
Qué razón tenías, papá…



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