viernes, 23 de agosto de 2013

Amor Verdadero

Amor Verdadero


Un profesor se encontró frente a un grupo de jóvenes que se oponia al matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que cuando se extingue, es preferible acabar con la relación, en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio. 

El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente:

“Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para preparar el desayuno y sufrió un infarto. Cayó, mi padre la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, la llevó a un hospital. Cuando llegó, por desgracia, mi madre ya habla fallecido.

Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida; casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. Después, él pidió a mi hermano teólogo que le dijera dónde estaría mamá en ese momento. Mi hermano habló de la vida después de la muerte, y conjeturó cómo y dónde se encontraría. Mi padre escuchaba con gran atención. 

De pronto, exclamó:¡Llévenme al cementerio!

Respondimos: Papá son las 11 de la noche, ¡no podemos ir allá ahora!

Alzó la voz; sus ojos brillaban por las lágrimas. Dijo:No discutan conmigo. Por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años. 

Se produjo un momento de respetuoso silencio.

Fuimos al panteón, el velador nos permitió entrar; con una linterna llegamos a la rumba. Mi padre acarició la sierra, lloró y nos dijo:Fueron 55 buenos años, ¿Saben? Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así.

Hizo una pausa y se limpió la cara y dijo:

Ella y yo estuvimos juntos en la crisis por el cambio de empleo, hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad, compartimos la alegría de verlos a ustedes terminar sus carreras, lloramos juntos la partida de seres queridos, nos apoyamos en el dolor y perdonamos nuestros errores... Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿Saben por qué? Porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola. Seré yo quien hace por eso. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera...

Al terminar de hablar mi padre, todos teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló: Todo está bien, hijos, podemos irnos a casa; ha sido un día muy largo.

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor. Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas."

Cuando el maestro concluyó, los jóvenes no pudieron debatirle. Ese tipo de amor era algo que no conocían.

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