jueves, 3 de abril de 2014

El peso de la cruz


Un joven, ya no daba más con sus problemas.
Cayó de rodillas, orando:
“Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada”.

El Señor, como siempre, acudió y le contestó:
“ Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras “.

El joven suspiró aliviado.
“ Gracias, Señor ” dijo, e hizo lo que le había dicho.

Al entrar, vió muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba.

Después, vió una pequeña cruz apoyada a un extremo de la pared.

"Señor", susurró, "quisiera esa que está allá".

Y el señor contestó:
"Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".

---»» Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás.
Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.



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