lunes, 13 de julio de 2015

9 cosas del cuerpo humano que probablemente no sabías


Las personas zurdas tienen mayor fuerza cuando la aplican en sentido contrario a las agujas del reloj. Por eso les resultará mucho más sencillo que a un diestro abrir un frasco9 cosas del cuerpo humano que probablemente no sabías
Nuestro cuerpo es fantástico. Realiza cada día miles de funciones que, por insignificantes que puedan parecer, son imprescindibles para gozar de una buena salud y sentirnos bien. La mayoría de las veces, conocemos muchas de esas funciones importantes que realiza nuestro organismo. Sin embargo, desconocemos muchas otras cosas que también son de suma importancia e incluso parecen increíbles. A continuación te presentamos 9 cosas del cuerpo humano que probablemente no sabías.



1. Tenemos la misma cantidad de pelo que un chimpancé
El cuerpo de un hombre adulto promedio contiene la misma cantidad de pelo (conocidos como vellos) que un chimpancé. La diferencia radica en que, en el caso de los humanos, el pelo es mucho más delgado que el del chimpancé. Asimismo, en nuestro caso el pelo ha perdido su función original que era la de protección. La situación actual de los vellos corporales se debe seguramente a la evolución y al uso de ropa para protegernos del frío.

2. ¿Por qué se nos pone la piel de gallina?
Muchas veces hemos experimentado lo que comúnmente se conoce como piel de gallina. Se trata del reflejo pilomotor, una respuesta que los humanos hacían en la antigüedad para erizar los pelos del cuerpo y protegerse del frío y de otros peligros como animales. Se trataba de hecho de un aumento de tamaño. Por supuesto, esa función hoy es obsoleta. Como ya no tenemos tanto pelo en el cuerpo, nuestra piel sigue teniendo la misma respuesta.

3. Los años que pestañeamos
Los humanos pasamos el equivalente a cinco años pestañeando. Como sabemos, esta acción es muy importante para nuestros ojos, ya que sirve como un mecanismo de protección y de cuidado. A través del pestañeo lubricamos y descansamos nuestros ojos, los cuales no pueden permanecer permanentemente abiertos. Asimismo, pestañear es un impulso de protección, ya que solemos hacerlo cuando algún objeto se dirige hacia nuestro rostro.

4. Los zurdos tienen más fuerza
Tal vez como resultado de la física, las personas zurdas tienen mayor fuerza cuando la aplican en sentido contrario a las manecillas del reloj. Esto quiere decir que para un zurdo será mucho más sencillo abrir un frasco que una persona diestra. Sin embargo, en el caso de cerrar el frasco, donde se necesita aplicar fuerza al revés, el diestro tendrá mucho mayor facilidad para hacerlo.


5. El estómago almacena ácido
Nuestro estómago almacena ácido clorhídrico, el cual es producido por las células que ahí se encuentran. En la industria, este tipo de ácido es altamente corrosivo por lo que se usa en la metalurgia. No obstante, el revestimiento de la pared mucosa del estómago nos protege del efecto dañino del ácido, por lo que no sufrimos ningún daño.

6. Somos un depósito de bacterias
El cuerpo humano es un inmenso depósito de bacterias. De hecho, los cálculos dicen que son mucho más que las células, más o menos en una proporción de diez a uno. Por supuesto, esto no quiere decir que todas las bacterias de nuestro organismo sean nocivas para la salud. Existen varias que son benéficas y que ayudan a nuestro cuerpo a estar en buen estado.

7. Las siestas son buenas
Hacer una siesta de 20 minutos es bueno para nuestra salud. De hecho, nos ayuda a mejorar nuestra concentración, el humor y la productividad. No obstante, excedernos de esa cantidad de tiempo puede tener consecuencias negativas. Hacer esto puede provocar que nos sintamos más cansados e irritables.

8. Muchas células muertas
Todos los días, nuestro cuerpo desecha una gran cantidad de células muertas, principalmente de nuestra piel. Tal es la cantidad de ellas que a lo largo de un año podríamos juntar aproximadamente dos kilogramos de células dérmicas muertas.

9. Sensibilidad
Como sabemos, el cuerpo humano tiene una gran cantidad de terminaciones nerviosas que nos permiten sentir cosas. De todas ellas, las más sensibles se encuentran en los labios y los dedos, mientras que las menos sensibles se hallan en la zona media de la espalda.

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